Ecco l´orrido campo
Maria Callas. Ecco l´orrido campo... Un ballo in maschera. G. Verdi
(Campo solitario nei d'intorni di Boston
appiè d'un colle scosceso. A sinistra, nel
basso, biancheggiano due pilastri; la
luna leggermente velata illumina alcuni
punti della scena. Amelia appare dalle
eminenze, s'inginocchia e prega, poi si
alza ed a poco a poco discende dal
colle.)
AMELIA
Ecco l'orrido campo ove s'accoppia
Al delitto la morte!
Ecco là le colonne...
La pianta è là, verdeggia al piè.
S'inoltri!
Ah, mi si aggela il core!
Sino il rumor de' passi miei, qui tutto
M'empie di raccapriccio e di terrore!
E se perir dovessi?
Perire!
Ebben! quando la sorte mia,
Il mio dover tal è, s'adempia, e sia!
(Fa per avviarsi)
Ma dall'arido stelo divulsa
Come avrò di mia mano quell'erba,
E che dentro la mente convulsa
Quell'eterea sembianza morrà,
Che ti resta, perduto l'amor...
Che ti resta, mio povero cor!
Ah! chi piange,
qual forza m'arretra?
M'attraversa la squallida via?
Su, coraggio...
e tu fatti di pietra,
Non tradirmi, dal pianto ristà;
O finisci di battere e muor,
T'annienta, mio povero cor!
(S'ode un tocco d'ore)
Mezzanotte! - Ah, che veggio? una testa
Di sotterra si leva...
e sospira!
Ha negli occhi il baleno dell'ira
E m'affissa e terribile sta!
(Cade in ginocchio)
Deh!
mi reggi, m'aita, o Signor,
Miserere d'un povero cor!
* * *
ACTO SEGUNDO
(Campo solitario en los alrededores
de Boston, en el lugar donde se
ajusticia a los condenados. Es de
noche. A la izquierda se vislumbran
dos columnas. Amelia aparece en lo
alto de la colina, se arrodilla y reza,
luego se alza y, poco a poco, desciende
de la altura.)
AMELIA
¡He aquí el horrendo campo donde
se unen el delito y la muerte!
He allí las columnas...
La planta está allí, verdea a sus pies.
Adelante.
¡Ah, se me hiela el corazón!
¡Hasta el rumor de mis pasos...
todo me llena de espanto y terror!
¿Y si debiera perecer?
¡Morir! Pues bien,
si ésa es mi suerte,
si ése es mi deber... ¡que así sea!
(inicia su camino)
Cuando con mi mano haya arrancado
esa hierba de su árido tallo,
y dentro de mi mente convulsa
haya muerto esa etérea imagen,
¿qué te quedará, ya perdido el amor...
qué te quedará,
pobre corazón mío?
¡Oh! ¿Quién llora, qué fuerza
me hace retroceder impidiéndome
seguir el desolado camino?
¡Vamos, ánimo!... Sé fuerte,
no me traiciones, cesa el llanto;
o bien deja de latir y muere,
¡aniquílate, pobre corazón mío!
(tocan las campanas)
¡Medianoche! Ah, ¿qué veo?
¡Una cabeza surge de debajo
de la tierra... y suspira!
¡Tiene en sus ojos el relámpago
de la ira y me mira, terrible!
(cae de rodillas)
¡Ay de mí!
¡Dame fuerzas, ayúdame, oh Señor,
ten piedad de mi pobre corazón!
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